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Los códigos secretos | Simon Singh

Introducción

Durante miles de años, los reyes, reinas y generales han dependido de la comunicación eficiente para gobernar sus países y ordenar a sus ejércitos. Al mismo tiempo, todos ellos han sido conscientes de las consecuencias que se producirían si sus mensajes cayeran en las manos equivocadas, revelando valiosos secretos a naciones rivales y divulgando información vital a las fuerzas contrarias. Fue la amenaza de que el enemigo interceptara los mensajes lo que motivó el desarrollo de códigos y cifras: técnicas para disfrazar un mensaje de forma que sólo pueda leerlo el receptor a quien va dirigido.
El deseo de mantener secretos, ha provocado que las naciones hayan puesto en funcionamiento departamentos encargados de crear códigos, sobre los que recae la responsabilidad de la seguridad de las comunicaciones mediante la invención y la puesta en práctica de los mejores códigos posibles. Al mismo tiempo, los descifradores de códigos enemigos han tratado de desentrañar estos códigos y robar secretos. Los descifradores de códigos son alquimistas lingüísticos, una tribu mística que trata de hacer aparecer palabras inteligibles de símbolos sin sentido. La historia de los códigos y las cifras es la historia de siglos de batalla entre los creadores de códigos y los descifradores, una carrera de armamentos intelectuales que ha tenido un impacto enorme en el curso de la Historia.
Al escribir Los códigos secretos, me he guiado por dos objetivos principales. El primero es trazar la evolución de los códigos. Evolución es un término completamente apropiado, ya que el desarrollo de los códigos puede ser considerado como una lucha evolutiva. Un código se enfrenta constantemente al ataque de los descifradores. Cuando éstos han producido una nueva arma que revela la debilidad de un código, éste deja de ser útil. O se extingue o evoluciona en un código nuevo, más fuerte. A su vez, este nuevo código prospera sólo hasta que los descifradores identifican su punto débil, y así sucesivamente. Esta situación es análoga a la de, por ejemplo, una cepa de bacterias infecciosas. Las bacterias viven, se desarrollan y sobreviven hasta que los médicos descubren un antibiótico que descubre una debilidad en ellas y las mata. Las bacterias se ven forzadas a evolucionar y mostrarse más listas que el antibiótico, y, si lo consiguen, prosperarán una vez más y se restablecerán. Las bacterias se ven forzadas continuamente a evolucionar para sobrevivir al ataque violento de nuevos antibióticos.
La batalla constante entre los creadores de códigos y los descifradores ha inspirado toda una serie de notables avances científicos. Los creadores de códigos se han esforzado continuamente por construir códigos cada vez más fuertes para defender las comunicaciones, mientras que los descifradores han inventado constantemente métodos más poderosos para atacarlos. En sus esfuerzos por destruir y preservar secretos, ambos bandos se han servido de una amplia gama de disciplinas y tecnologías, de las matemáticas a la lingüística, de la teoría de la información a la teoría cuántica. En contrapartida, los creadores de códigos y los descifradores han enriquecido estas materias, y su trabajo ha acelerado el desarrollo tecnológico, especialmente en el caso de los ordenadores modernos.
La Historia está llena de códigos. Ellos han decidido el desenlace de batallas y han llevado a la muerte a reyes y reinas. Por ello, he podido servirme de historias de intriga política y de relatos de vida y muerte para ilustrar los principales puntos decisivos del desarrollo evolutivo de los códigos.
La historia de los códigos es tan desmesuradamente rica que me he visto forzado a excluir muchas historias fascinantes, lo que significa, a su vez, que mi estudio no es definitivo. Si usted desea descubrir más cosas acerca de su historia favorita o de su descifrador favorito, yo le remitiría a la lista de lecturas adicionales, que debería ayudar a aquellos lectores que quieran estudiar el tema con más detalle.
Una vez tratada la evolución de los códigos y su impacto en la Historia, el segundo objetivo del libro es demostrar por qué el tema es en nuestros días más relevante que nunca. Según la información se va convirtiendo en una mercancía cada vez más valiosa, y según la revolución de las comunicaciones cambia la sociedad, el proceso de cifrar mensajes, conocido como codificación, desempeñará un papel cada vez más importante en la vida cotidiana. Hoy en día, nuestras llamadas de teléfono pasan por satélites y nuestro correo electrónico pasa por varios ordenadores, y ambas formas de comunicación pueden ser interceptadas con facilidad, poniendo en peligro de esta forma nuestra privacidad. Similarmente, como cada vez más negocios se llevan a cabo a través de Internet, hay que crear salvaguardias para proteger a las empresas y a sus clientes. La codificación es la única manera de proteger nuestra privacidad y garantizar el éxito del mercado digital. El arte de la comunicación secreta, también conocido como criptografía, suministrará las cerraduras y las llaves de la Era de la Información.
Sin embargo, la creciente demanda pública de criptografía está en conflicto con las necesidades de la aplicación de la ley y la seguridad nacional. Durante décadas, la policía y los servicios de inteligencia han intervenido teléfonos para acumular evidencia contra terroristas y consorcios del crimen organizado, pero el reciente desarrollo de códigos ultraseguros amenaza con socavar la utilidad de las intervenciones del teléfono. En los umbrales del siglo XXI, los libertarios sociales están insistiendo en la necesidad del uso general de la criptografía para proteger la privacidad del individuo. También insisten en ello las empresas, que requieren una criptografía fuerte para garantizar la seguridad de las transacciones en el mundo del comercio por Internet el cual está experimentando un crecimiento rapidísimo. Al mismo tiempo, las fuerzas de la ley y el orden están presionando a los gobiernos para que restrinjan el uso de la criptografía. La cuestión es: ¿qué valoramos más, nuestra privacidad o una fuerza policial eficaz? ¿O existe una solución intermedia?
Aunque la criptografía tiene ahora un gran impacto en las actividades civiles, hay que señalar que la criptografía militar sigue siendo un tema importante. Se ha dicho que la primera guerra mundial fue la guerra de los químicos, por que se utilizó por vez primera el gas mostaza y el cloro, y que la segunda guerra mundial fue la guerra de los físicos, porque se hizo explotar la bomba atómica. De forma similar, se ha alegado que la tercera guerra mundial sería la guerra de los matemáticos, porque los matemáticos controlarán la siguiente gran arma de guerra: la información. Los matemáticos han sido los responsables del desarrollo de los códigos que se utilizan actualmente para proteger la información militar. No es de extrañar, por tanto, que los matemáticos estén también en la vanguardia de la batalla para descifrar estos códigos.
Al describir la evolución de los códigos y su impacto en la Historia, me he permitido un pequeño rodeo. El capítulo 5 describe el desciframiento de varias escrituras antiguas, incluidos el Lineal B y los jeroglíficos egipcios. Técnicamente, la criptografía se ocupa de las comunicaciones que están diseñadas deliberadamente para mantener secretos frente a un enemigo, mientras que las escrituras de las civilizaciones antiguas no estaban pensadas con la intención de ser indescifrables: lo que sucede simplemente es que hemos perdido la habilidad de interpretarlas. Sin embargo, la destreza requerida para desvelar el significado de los textos arqueológicos está estrechamente emparentada con el arte del desciframiento de códigos. Desde que leí El desciframiento del Lineal B, la descripción de John Chadwick de cómo se desenmarañó un antiguo texto mediterráneo, me he sentido impresionado por los excelentes logros intelectuales de los hombres y las mujeres que han sido capaces de descifrar las escrituras de nuestros antepasados, permitiéndonos de esta forma leer acerca de sus civilizaciones, sus religiones y su vida cotidiana.
Dirigiéndome a los puristas, debería disculparme por el título de este libro. Los códigos secretos no sólo se ocupa de los códigos. La palabra «código» alude a un tipo muy particular de comunicación secreta, que ha ido cayendo en desuso a lo largo de los siglos. En un código, una palabra o una frase es reemplazada por una palabra, un número o un símbolo. Por ejemplo, los agentes secretos tienen nombres codificados, palabras que se utilizan en vez de sus verdaderos nombres para enmascarar su identidad. De manera similar, la frase Atacad al amanecer podría sustituirse por la contraseña Júpiter, y se podría enviar esta palabra a un comandante en el campo de batalla para desconcertar al enemigo. Si el cuartel general y el comandante se han puesto de acuerdo previamente con respecto a este código, el significado de Júpiter estará claro para el receptor a quien va dirigido, pero no significará nada para el enemigo que lo intercepte. La alternativa al código es la cifra, una técnica que funciona a un nivel más básico, reemplazando letras en vez de palabras enteras. Por ejemplo, cada letra de una frase podría reemplazarse por la siguiente letra del alfabeto, de manera que A fuera reemplazada por B, B por C, y así sucesivamente. Atacad al amanecer se convierte así en Bubdbe bm bnbñfdfs. Las cifras desempeñan un papel esencial en la criptografía, por lo que este libro debería llamarse realmente Los códigos secretos y las cifras. Sin embargo, he renunciado a la exactitud en favor de la elegancia.
Según ha ido surgiendo la necesidad, he definido los diversos términos técnicos utilizados en el campo de la criptografía. Aunque generalmente me he ajustado a estas definiciones, habrá ocasiones en las que utilice un término que quizá no sea técnicamente exacto, pero que me parece más familiar para los que no son especialistas. Por ejemplo, al describir a una persona que trata de descifrar una cifra, a menudo he utilizado el término descifrador de códigos, en vez del más exacto descifrador de cifras. Sólo lo he hecho cuando el significado de la palabra es obvio debido al contexto. En la mayoría de los casos, sin embargo, la jerga de la criptografía es bastante transparente: por ejemplo, texto llano es el mensaje antes de la codificación, y texto cifrado es el mensaje después de la misma.
Antes de concluir esta introducción, debo mencionar un problema al que se enfrenta cualquier autor que aborda el tema de la criptografía: la ciencia del secreto es en gran medida una ciencia secreta. Muchos de los héroes que aparecen en este libro nunca obtuvieron el reconocimiento por su trabajo mientras vivían, porque su contribución no podía reconocerse públicamente mientras lo que habían inventado aún tenía valor diplomático o militar. Al documentarme e investigar para escribir este libro, tuve la oportunidad de hablar con expertos del GCHQ (Government Communications Headquarters, Sede Central de Comunicaciones del Gobierno británico), que me revelaron detalles de investigaciones extraordinarias realizadas en la década de los setenta y que acababan de dejar de ser clasificadas como secretas. Como resultado de haber salido de esa clasificación, tres de los mejores criptógrafos del mundo pueden recibir ahora el crédito que merecen. Sin embargo, esta reciente revelación sólo ha servido para recordarme que están sucediendo muchísimas más cosas, de las que ni yo ni ningún otro autor es consciente. Organizaciones como el GCHQ y la NSA norteamericana (National Security Agency, Agencia para la Seguridad Nacional) continúan realizando investigaciones secretas en el campo de la criptografía, lo que significa que sus avances permanecen secretos y que los individuos que los producen continúan anónimos.
A pesar de los problemas del secreto gubernamental y de la investigación secreta, he dedicado el último capítulo de este libro a la especulación sobre el futuro de los códigos y las cifras. En el fondo, este capítulo es un intento de ver si podemos predecir quién ganará la lucha evolutiva entre el creador de cifras y el descifrador. ¿Lograrán alguna vez los creadores de códigos diseñar uno verdaderamente indescifrable y triunfar en su búsqueda del secreto absoluto? ¿O construirán los descifradores una máquina capaz de descifrar cualquier mensaje? Teniendo en cuenta que algunas de las mejores mentes trabajan en laboratorios secretos y que reciben la mayor parte de los fondos destinados a la investigación, está claro que algunas de mis afirmaciones en el capítulo final pueden resultar inexactas. Por ejemplo, digo que los ordenadores cuánticos — máquinas potencialmente capaces de descifrar todas las cifras actuales— están en un estado muy primitivo, pero es posible que alguien ya haya construido uno. Las únicas personas que se encuentran en posición de señalar mis errores son precisamente las que no pueden tomarse la libertad de revelarlos.

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